Fue al sol
que tras verte
se le traspapeló el día.
Cuando no eres el único que da sombra,
tienes que acudir a la luna.
Y es cuando te explica
que una ola no dicta sentencia
con la serenidad de quien conoce
las circunstancias de la soledad.
Dos olas,
es querer perder los papeles.
Y yo,
te seguiré guiñando un ojo cada mañana.
Al final,
un camino tiene diferentes perspectivas
y a veces es de noche.
Entradas relacionadas
This website uses cookies. By continuing to use this site, you accept our use of cookies.