Quizás fue otra bofetada
sin venir a cuento
la que me permitió
repartir pesares.
Me prometí
no llevar flores,
a quien solo
ve cardos.
Y fue después de llover,
qué salió el sol.
O quizás fue tu sonrisa.
Pero en un intervalo
qué duró al menos un parpadeo,
pude distinguir las cuatro estaciones.
¿Pueden acaso en otoño
brotar flores?
Y en invierno no hiela.
Al menos aquí,
donde solo están unas sábanas
qué solo adornan,
y una hoguera que hemos
hecho con recuerdos.
Mientras me prometí
no llevar flores,
tiré los cardos a la hoguera.
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