Donde todo parecía transitado
hacia un sitio que no era
un destino lógico
ni deseado,
la poesía nunca ha dicho la
última palabra.
Acaso tú así lo quieres.
Tú que lo estás grabando
donde no se puede borrar.
Entre latido y latido.
Allí la sangre no recorre destinos.
Y la emoción,
dicen que espera un próximo verso.
Fuí arrastrado junto con la tierra
que pasaría por el colador de lo sensato
al corazón de lo posible,
allí donde balas y sangre de mentira,
se mezclan con lágrimas que esperan
en el corredor de la muerte.
Mientras ella
te acaricia y te dicta emociones,
sujeta la puerta que separa los
dos mundos.
En uno balas me acarician el torso,
porque me disparo con cariño.
En otro,
lágrimas picotean una cara,
que no hacen más que rezar
a un colador.
Emociones que transcribo
para que otros corazones
puedan escuchar caricias.
Versos que al juntarlos
forman un poema.
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