El ir más allá 
unas ganas de no poner impedimentos, 
el no poner un palo 
en las ruedas de la ilusión. 
El no darle con la puerta
en las narices. 

Y me doy una palmada en el hombro. 
Por qué no. 

Mientras, con una pluma 
lleno el papel de píxeles
que solo tu corazón puede percibir. 

Y me doy un beso
en compañía de un café 
viendo las fotos de un mar,
al que puedo oír
al que puedo oler.
Al que puedo mirar a los ojos
mientras escucho un te quiero sin complejos.

Porque mi corazón
no tiene otra manera de expresar lo que siente,
escribo poemas.
Donde escribo de sensaciones
más viejas que nosotros.
Esas, que los niños al venir
a la tierra de los que andan sin ver,
se traen para un día poder subsistir.

Para cuando la balanza 
que equilibra corazón y mente,
ceda del lado de la razón.

Esas, que un día conoceréis,
porque me encargaré de ello.