Donde los demonios no saben hacer mal. Y te piden jugar al ajedrez. Sabiendo de antemano que no van a ganar. Una manera de matar el tiempo. Donde estando tú y yo el amor se echa a un lado, y nos sirve un café. No es más que una excusa para escuchar(nos). Pues no entiende nuestra forma de amar(nos). Allí, los sueños sueñan que alguna vez fueron, y que no son el pasado de un despertar. Donde los ángeles no anhelan ser tú. Y la luna y el sol, juegan al pilla pilla. Se quieren tanto. Y al terminar se abrazan, mientras cogen de la mano al lucero del alba, que les mira embelesado. Él jugará en la próxima partida. Donde este instante queda registrado, solo si tú lo lees con los ojos de un niño. Qué te voy a contar, de un sitio en el que TÚ y YO.

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